Barrera hematoencefálica y obesidad

La obesidad se caracteriza por provocar una inflamación de bajo grado que afecta al organismo por completo. El sistema nervioso central (SNC) es considerado inmuno privilegiado debido a la presencia de la barrera hematoencefálica (BHE) (Chow & Gu, 2015). La barrera hematoencefálica es una estructura activa, que puede reaccionar a estímulos que modifican su permeabilidad y capacidad de absorción, así como también, modificando la secreción de mediadores tanto en la circulación como en el propio SNC (Van & Lacoste, 2018). Sin embargo, cuando se estimula de manera crónica, se interrumpe la permeabilidad de la barrera, alterando la homeostasis y conduciendo así, potencialmente, a la neuroinflamación y/o a las alteraciones cognitivas y conductuales (Stranahan, et, al., 2016).

La obesidad no solamente promueve neuroinflamación, sino que además, es capaz de alterar otros mecanismos que participan en la función cognitiva. Por ejemplo, la alimentación de ratones por 10 días con dieta tipo western induce un descenso en el transportador de glucosa en el hipocampo, GLUT1, que transporta la glucosa al interior del SNC. Esto se ve asociado con déficits en la memoria y el aprendizaje (Jais et, al., 2016; Hargrave, et, al., 2015). Diferentes mecanismos han sido identificados en la alteración de la función cognitiva, incluyendo los niveles reducidos BDNF (Brain Derived Neurotrophic Factor, BDNF), señalización glutamatérgica alterada y desregulación de la insulina (Kanoski & Davidson, 2011; Hsu & Kanoski, 2014).El consumo de una dieta rica en grasas y la obesidad se asocia también con la disfunción endotelial macro y microvascular en la cual, una vez establecida esta disfunción, se conduce al deterioro cognitivo ocasionado por la interrupción de la barrera hematoencefálica (Buie, et, al., 2019; Salameh, et, al., 2019). Esto, debido a que la dieta alta en grasas precede o coincide con los cambios de comportamiento relacionados con la inducción de citocinas proinflamatorias que sugieren una señalización al estado inflamatorio, siendo fundamental este estado inflamación en el incremento de la permeabilidad de la barrera hematoencefálica ocasionando la neuroinflamación (De Paula, et, al., 2021).

Algunos estudios han sugerido que la BHE podría estar involucrada en la resistencia a la leptina, una hormona producida por las células de grasa que desempeña un papel importante en la regulación del apetito y del gasto energético. La resistencia a la leptina puede contribuir al desarrollo de la obesidad, ya que el cuerpo no responde de manera efectiva a las señales que indican saciedad.  La obesidad se asocia con un estado inflamatorio crónico, y algunos estudios sugieren que la inflamación puede afectar la integridad de la BHE, facilitando el paso de moléculas inflamatorias hacia el cerebro.

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